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Cuenta Regresiva Recital Rata Blanca Rock Fest,Santa Coloma de Gramenet ( Barcelona, España)

Rata Blanca llega al teatro 25 de Mayo

El próximo 23 de septiembre se estará presentando en el coliseo provincial, a las 22, según confirmó recientemente a Nuevo Diario la jefa de prensa de la banda.

Rata Blanca, una de las bandas más longevas y exitosas del país, iniciará su tour nacional festejando sus 25 años de carrera. De esta manera, la banda cultora de metal clásico vuelve a los escenarios después de un largo parate para repasar los mejores temas de su trayectoria, que incluye nueve discos de estudio, dos en vivo y la reedición de El Reino Olvidado (The Forgotten Kingdome) en inglés, con el cantante Doogie White. El próximo 23 de septiembre se estará presentando en el teatro 25 de Mayo, a las 22, según confirmó recientemente a Nuevo Diario la jefa de prensa de la banda, Gabriela Sisty.

La banda, que lidera el guitarrista Walter Giardino y completan Adrián Barilari (voz), Guillermo Sánchez (bajo), Fernando Scarcella (batería) y Danilo Moschen (teclados) seguirá su periplo por España una vez concluida esta gira, en donde estarán tocando completo su disco Magos, Espadas y Rosas que vendió más de cinco millones de copias en todo el mundo.

Cabe recodar que se trata de una de las bandas más convocantes que tuvo el país en ese momento y que mantiene su vigencia. No se puede asegurar si Rata Blanca fue o es la banda con sonido metálico más grande que ha dado este país, pero lo que nadie puede negar es que ha sido la que más lejos ha llegado. Prueba de ello es que fue la única en encabezar una fecha en un estadio como sucedió en Vélez en el año 1991 y la que más fronteras ha trascendido, llegando a un público local no necesariamente metalero y respetada a nivel internacional en América Latina y parte de Europa.

Hace 25 años, Walter Giardino se alejaba de “V8” y con una amistad entablada con el baterista Gustavo Rowek, tenían 4 canciones que las querían grabar en un nuevo proyecto y si bien no fueron parte integrante de la futura placa, así se formó la banda sacando el primer álbum homónimo que revolucionó la escena pesada argentina.

Sobre sus inicios
Sobre aquella época y la banda, Walter Giardino recordó con una frase que definió muy concretamente el fenómeno:
“Lo mío no iba por el lado ideológico sino por el lado musical”. Esta afirmación la amplió con su intención de hacer una banda que profesionalmente sonara y se viera bien en vivo, alejándose de la propuesta en que estaba mutando el metal local más interesado por el mensaje de sus letras que por la armonía de su musicalidad.

Nacido y criado en el Bajo Flores, Giardino de chico absorbió influencias de música clásica, el rock de las décadas de los 60 y 70, sumado al contexto en donde vivía. No es un dato menor que estaba a dos cuadras del cementerio y esa música se mezclaba con el folclore y el culto que le da cierta mística a un lugar que paradójicamente, entre el silencio y la nada de la muerte, puede ser fruto de tantas ideas direccionadas hacia lo fantástico, como finalmente se concretó en la propuesta de Rata Blanca.

El resultado fue más que óptimo. El primer disco de Rata Blanca es uno de los menos resistidos por gran parte del heterogéneo arco que compone al metal argentino e inició el camino de una de las bandas más importantes del rock local, demostrando que se podía hacer una música nacional con influencias anglosajonas y ¡¡¡cantando en castellano!!!

Esta hibridación y virtuosismo generó dudas en lo referido a la pregunta que se generó al principio: ¿Qué género musical hace esta banda?

Con cierta cautela se le preguntó a Giardino cómo veía a Rata Blanca dentro del movimiento del heavy metal argentino, y su respuesta en forma de corrección fue tajante y nos marcó el camino: “Nosotros hacemos rock metálico”.

Algo que toma entidad viniendo de la palabra de su líder y mentor, sumado a la variedad de elementos locales e internacionales que componen la discografía de la banda. Una banda que entre idas y vueltas a lo largo de 25 años se ha ganado amores y rechazos, pero sin lugar a dudas un lugar entre las más grandes del rock (y aunque Giardino se diferencie) también en el metal argentino.
Rata Blanca está de festejos y el regalo el 23 de septiembre en el coliseo provincial es para su gente.

Fuente : nuevodiarioweb.com

Rata Blanca se presentará en Corrientes el 19 de septiembre

RATA BLANCA. Con nuevo disco, la banda vuelve a pisar suelo correntino.


La banda liderada por Walter Giardino también estará en Resistencia.
Los conciertos comenzarán en San Juan el 7 de agosto y recorrerán 18 provincias.

Rata Blanca vuelve a Corrientes para presentar su nuevo disco. El show será el 19 de septiembre en el estadio del Regatas. Previamente la banda liderada por Walter Giardino estará en Resistencia (Domo del Centenario).
Con casi 3 décadas de historia, y tras una gira internacional Rata Blanca volverá a pisar suelo correntino. El show será el 19 de septiembre en el Club Regatas pero todavía se desconoce el costo de las entradas.
La gira comenzará en San Juan el 7 de agosto y llevará a los músicos a recorrer 18 provincias argentinas. La banda se presentará también en Bolivia para luego partir a México.
Se trata de una de las bandas de heavy metal más importantes del país, aunque durante su carrera también incorporó hard rock, power metal, speed metal y metal neoclásico.
Tres de sus álbumes fueron incluidos entre los mejores 250 del rock iberoamericano. Su carrera parece impulsarse a los más altos niveles cuando en 1990 publican su segundo disco, Magos, Espadas y Rosas, con más de 5 millones de copias,16 logrando varias distinciones, y que valieron el comienzo de una larga hegemonía en el contexto internacional, estableciendo su reputación como banda en vivo.
Muchos de sus temas lograron un alcance de popularidad hasta entonces inimaginables para el rock pesado. Ostentan durante su trayectoria 6 discos de oro y 1 de platino. La química se basa en el virtuosismo de Walter Giardino y la poderosa voz y extravagante figura de Adrián Barilari.

Fuente : ellitoral.com

Suena Tandil, Suena Rata Blanca !!!

RATA BLANCA presenta su nuevo material en TANDIL
 La legendaria banda Argentina presenta nuevo material en Tandil el 5 de Septiembre en el Estadio Union y Progreso de nuestra ciudad.

Luego de tantos años de espera, se presenta el nuevo material discográfico de Rata Blanca.
Este disco ha sido grabado, editado y producido en Estados Unidos con mucha dedicación y profesionalismo en donde cabe destacar que dicho proceso ha culminado y que se están dando los últimos retoques previamente a su venta al público.

La gente todavía no sabe el nombre de este nuevo disco ni siquiera ha escuchado un tema nuevo como adelanto de este nuevo trabajo; pues la razón es simple y clara: la banda todavía no ha confirmado el nombre de este nuevo álbum (existen dos o tres nombres posibles) y en este momento se encuentran trabajando en la elaboración del diseño de este disco.

Estará presentando oficialmente su nuevo material el día 5 de Septiembre en el “Estadio Unión y Progreso” de la ciudad de Tandil. El show dará comienzo a las 21:30hs, brindando un espectáculo increíble, repasando éxitos e inéditos de la banda.

Las entradas anticipadas se pueden adquirir en Plus Color (Rodriguez esq. San Martin - Tandil); Manhattan Instrumentos Musicales (Chacabuco 873 - Tandil) o por TuEntrada.com (Todo el país, o sucursales) a un valor de $ 300.-

RATA BLANCA EN TANDIL 05.09.15 @ ESTADIO UNION Y PROGRESO
PRESENTACIÓN OFICIAL DE SU ULTIMO DISCO
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/906586262734936/

Fuente : Leandro Santos
contacto@tandilrock.com

Rata Blanca actuará en Santiago en septiembre próximo

Rata Blanca actuará en Santiago en septiembre próximo
La emblemática banda de heavy metal se presentará en el Teatro 25 de Mayo, el jueves 24.
   
Rata Blanca cantará en Santiago


Los fanáticos ya pueden ir reservando sus lugares: Rata Blanca, la famosísima banda argentina de heavy metal llega a Santiago para compartir su música en septiembre próximo.

Según confirmó su guitarrista en las redes sociales, la emblemática banda realizará una gira por el país y llegarán a la "Madre de Ciudades" el próximo jueves 24. El escenario será el Teatro 25 de Mayo.

La banda, liderada por Adrián Barilari y Walter Giardino, que está próxima a cumplir sus 30 años de trayectoria. Entre sus grandes éxitos se encuentran canciones como "Mujer Amante", "La leyenda del hada y el mago" y "Aún estás en mis sueños".
 
 Fuente : Nuevodiarioweb


Entrevista Retro Adrian Barilari en "Codigo Deporte"


Adrian Barilari en "Codigo Deporte", en su paso por el programa hablo sobre su vida, su historia musical como solista y en Rata Blanca - Año 2010



Entrevista Retro a Rata Blanca (Walter Giardino) - MARISKAL ROMERO SHOW

Fecha : 03/Marzo/2010 
Entrevista de Mariskal Romero con Walter Giardino, alma y mágico guitarrista del histórico grupo de heavy metal argentino Rata Blanca, donde nos presenta su d isco “El reino olvidado” en su edición española, su edición en inglés, y donde nos repasa su historia.



Entrevista Retro a Walter Giardino en Radio Astral

Entrevista con Walter Giardino, guitarrista de Rata Blanca en Radio Astral el 25 de Octubre de 2012, La Estación del Rock en El Salvador

Rata Blanca : Una historia sin final

Empecemos por el lugar: Argentina. Podemos hablar de un antes y un después de Rata Blanca. Aunque, paradójicamente, el antes y el después se parecen demasiado. Lo que de alguna manera convierte a lo que quedó en el medio en una especia de sueño, uno de esos peregrinos malabarismos de la mente que nos hace dudar de la realidad de ciertas vivencias al despertar.
Sin embargo, a veces los sueños se viven con cierta inusitada intensidad que no nos deja advertir que -tal vez- no son para siempre.
 
 Pero volvamos al punto de partida: Argentina. No cualquiera, sino la de mediados de los '80s. La ilusión de la democracia recuperada se iba diluyendo lentamente en la misma frustración que sucede a la euforia. Muchos ya sabíamos por entonces que habíamos sido engañados, que los culpables no serían castigados, que los políticos ya nos habían vendido, que acaso el país no levantaría cabeza... acaso nunca más. Hay que reconocer, sin embargo, que una suerte de optimismo hueco ganaba el ambiente, se colaba en los medios y campeaba como en vísperas de una fiesta. Y puesto que hablamos de sueños, quienes soñábamos con la energía de las seis cuerdas, la mística de los héroes y el calor de la multitud, vivíamos mirando hacia afuera todo el tiempo, salvo cuando un fenómeno ineludible nos regresaba a lo que podíamos apreciar en vivo y en directo. En la época de la que hablo, había quedado como un vacío, un suspenso, una pausa intangible...
 
 Seguramente Walter Giardino sentía lo mismo por aquel entonces. Sus comienzos en Punto Rojo ya delataban un hambre de horizontes poco común para los metaleros rioplatenses, muchos de los cuales reconocían el presentarse en la mítica discoteca Halley algún fin de semana como techo de su ambición. Una vez que el público lo descubrió, la chapa de virtuoso ya nunca lo abandonaría, y en el proceso su imagen quedó como referente de disciplina perfeccionista y temperamento profesional para los músicos locales.
Junto con el baterista Gustavo Rowek se decidió a registrar algunas composiciones para un demo (herramienta que en la época no era tan accesible como hoy en día, verdaderamente) que apuntaba al exterior. El técnico de grabación se llamaba Mario Sanguinet. Quizás no resulte ocioso mencionar los temas "Chico callejero", "Gente del Sur", "Rompe el hechico" y "La bruja blanca", tres de los cuales se incorporarían más tarde al primer álbum de la banda.
 
Cuentan que quedaron tan satisfechos con el esfuerzo, que dieron en creer que había oportunidades dentro de estas fronteras. El lance fue tomando forma. Yulie Ruth se había hecho tiempo fuera de Alakrán para dar una mano pero luego el puesto de bajista lo detentaría permanentemente "El Negro" Guillermo Sánchez, de 6L6. Rowek trajo a Sergio Berdichevsky para la guitarra rítmica. Rodolfo Cava era el vocalista, pero no duró, y en su lugar ingresó un nombre muy respetado en la escena, aunque visto quizás como de una generación anterior: el ex-Plus Saúl Blanch. Hablamos de un período de ensayos y consolidación que se extendió desde el '85 hasta el '87. Precisamente el 15 de agosto de aquel año, Rata Blanca debutó en la sala Luz y Fuerza.
Lo demás es historia, pero no por eso hay que dejar de contarla.

El hechizo se rompe

 
 Cuando poner un vinilo en las bateas todavía tenía ribetes de hazaña, llegó aquel disco de portada violácea y contracara en blanco y negro, con el dibujo -algo burdo, quizás- del castillo y la luna, y el logo en letras blancas. Walter siempre observó que el nombre del grupo tenía algo de instintivo, un cierto sonido épico y elegante... Debe tener razón, nunca se me ocurrió relacionarlo con los roedores de laboratorio hasta que un amigo me lo sugirió muchos años después. Recuerdo que aquella semana del '88 salió también el debut de Kamikaze. Estaban además Alakrán, JAF y tantos otros que empezaban a capitalizar sus esfuerzos; en el aire se presentía un cosquilleo nuevo y atrevido. Se trataba, finalmente, de una escena con esperanza.







Pero lo de Rata terminó superando todas las expectativas y, así mismo, muchas barreras. Es sabido que Saúl se había retirado para cuando Polygram dio el ultimatum de la grabación, porque pasado un tiempo caducaba la oportunidad. Un tal Shito Molina, que se había hecho cargo de las voces, desertó a último momento. Saúl fue convocado a los estudios precipitadamente. Conocía los temas y tenía el oficio necesario para sacar adelante el producto. El contrato con la discográfica establecía que para grabar un segundo disco, las ventas debían superar un mínimo de 5.000 unidades en seis meses. "Rata Blanca" vendió 17.000 y agotó todas las ediciones sucesivas. Los números no mienten.
Entre la gente, el impacto estaba dado. Su presentación en el Teatro Alfil aquel diciembre tuvo estatura de antológico, y unos pocos abrigaban el presentimiento de que la banda podía volverse imparable. Aún esos, los audaces, no alcanzaron a prever lo que finalmente ocurrió.
El proceso, sin embargo, no estuvo exento de vacilaciones. Se supone que la formación que perpetra un éxito debería mantenerse inmutable, según el deseo de los fans; pero pronto corrió el escalofrío de que La Rata tenía nuevos integrantes: el tecladista Hugo Bistolfi resultó una incorporación aplaudida y hasta lógica; en cuanto al vocalista que reemplazaba a Saúl Blanch, era un misterio. Bastó una gira por el Sur del país y algunas presentaciones capitalinas para que Adrián Barilari se convirtiese en la voz emblemática de la nueva atracción pesada que la escena tenía para ofrecer. Su figura menuda contrastaba simpáticamente en el escenario con la elevada talla de Walter, y pronto ambos encarnaron las figuras más reconocibles del fenómeno en ciernes.
La responsabilidad de un segundo disco siempre es muy dura para un grupo señalado como revelación. y para entonces, Walter le añadía combustible al fuego de la expectativa adelantando en sus shows un clásico inmediato: "La leyenda del Hada y el Mago", que pasaría a transformarse en cierre habitual y el tema más pedido del repertorio. Cuando finalmente, a mediados del '90, la novedad llegó a las calles con el título de "Magos, Espadas y Rosas", Rata Blanca se expandió a un público totalmente nuevo, masivo y casi virginal para el rock pesado. Y la bola de nieve se transformó en alud.

No seré uno más

 
  A partir de entonces, llenar el estadio Obras se hizo costumbre, las giras por el interior cimentaron la curiosidad, y los medios se volcaron unánimemente sobre el suceso. Parte de la culpa la tenía la balada, "Mujer amante", que llegó a tener videoclip y alta rotación en la radio. Pero quedaba claro que las apariciones de grupo trascendían la mera repercusión de un hit.
 
 Si en el '90 la Rata estalló, al año siguiente casi se encontró al borde de la sobreexposición. No sólo estaba en boca de todos y en todas partes, sino que esta el megapopular show de TV de Marcelo Tinelli los contaba como plato fuerte musical extraordinario. Las ventas de discos se disparan a nuevas alturas, y la gira nacional bautizada "Por el camino del Sol" adquiere nombre legendario acumulando 120 presentaciones en todo el país. Por entonces, hasta era común verlos compartiendo espacios en medios ajenos al rock con los típicos amantes latinos que vendían millonadas con sus melindres. Nadie quería quedarse fuera del fenómeno, y en ese tren se subió cualquiera.
 
Afortunadamente, tan abundante presencia recibió una bocanada de aliento fresco con la edición del tercer disco, "Guerrero del Arco Iris", grabado en Los Ángeles y dueño de una propuesta más al gusto del sector netamente rockero de la hinchada. El tema que daba título al álbum era un homenaje al Rainbow Warrior, barco insignia de la agrupación Greenpeace, y proyectaba un saludable mensaje ecologista en tiempos en que el metal no se había despegado aún de los prejuicios de violencia y desorden con el que los ojos de la sociedad argentina indefectiblemente lo identificaban.
 El cierre del año estuvo a la altura del alboroto armado. El mundialista estadio de Vélez Sársfield no ha vuelto a usarse desde entonces para un evento similar dedicado a una banda metálica local. Las cifras dicen que hubo 30.000 espectadores para presenciar un concierto que -amén de los soportes Attaque 77 y su muy exitosa fórmula de punk rock- abarcó la discografía completa de la banda hasta ese momento sin olvidar una sola canción ni la oportunidad de agradecerles a los fans por ese hito irrepetible.
 
No sería, sin embargo, la única vez que Rata Blanca sorprendería a seguidores y ajenos. 1992 representó para la banda un año complejo en materia de compromisos y decisiones. En la cresta de la ola, surgió un polémico contrato para recorrer el recelado circuito de bailantas. Para entonces, el público de Rata era muy heterogéneo, y las críticas arreciaron principalmente desde el sector rockero, que de algún modo sintió que perdía de vista a sus ídolos. La situación minó la credibilidad del grupo entre los más pesados, pero fue un revés injusto si tenemos en cuenta que nunca hizo más que presentar sus propios temas apenas en sitios poco ortodoxos, precisamente en la época en que ya había desbordado por mucho los límites naturales de alcance en vivo para cualquier banda de heavy metal autóctona. Debieron pasar años para que la gran mayoría de los que se distanciaron reconociesen que su reacción había sido errónea. Sin embargo, todo llega, y si es con justicia, tanto mejor.
 
La "Gira Guerrera" también se convirtió en jalón memorable, sobre todo por su desenlace en octubre. Rata Blanca fue de las escasísimas bandas -de las metálicas, seguramente la única- que se dio el lujo de tocar en directo junto a una orquesta. Siendo Walter Giardino y los demás admiradores declarados de la tradición de Deep Purple y su bagaje clásico, sin duda representó para ellos un sueño largamente acariciado. Fueron tres noches en el Teatro Ópera a sala llena donde la banda compartió una pequeña pero emotiva parte de su set con la Orquesta de Cámara Solistas Bach, y de tales registros surgió -recién en 1996, por problemas contractuales- el disco "En Vivo en Buenos Aires".
 
El mercado argentino empezaba a quedar estrecho para contener el suceso de una banda que ya era reclamada desde el exterior, sobre todo por el público de habla hispana. Luego del sonado contrato con BMG por una cifra millonaria, Rata Blanca se lanza hacia una exitosa gira por México, Estados Unidos y España, junto con los melódicos Medina Azahara; y es precisamente en su tierra donde graban "El Libro Oculto", un álbum de cinco canciones con sonido más duro y todas las características del cierre de una etapa. Por cierto que en esa gira Adrián Barilari decide alejarse, y pronto Hugo Bistolfi lo seguiría. El desgaste había hecho su parte.

Días duros

 
 Es innegable que hubo expectativa ante los cambios. Javier Retamozo fue confirmado en los teclados, pero la elección de un vocalista representaba un asunto más delicado. El elegido para las voces tenía larga experiencia y nombre en la escena por haber participado de bandas señeras como Hellion y Alakrán. Para muchos resultó una sorpresa, pero se trataba de Mario Ian. Ya eran otros tiempos. Sepultura y Pantera habían introducido modalidades rabiosas, atronadoras, compactas... Rata Blanca acusó las ondas de choque del entorno. Cuando "Entre el Cielo y el Infierno" arribó a las bateas, hubo quien no dio crédito ante tamaño giro. Tal parecía que Rata Blanca había decidido experimentar, y Walter Giardino se concentraba en la dirección musical y los arreglos, con lo cual el rumbo creativo marchaba hacia un territorio inesperado. El álbum poseía, no obstante, aires épicos que iban más allá del machaque en himnos como "Jerusalén" y "Herederos de la fe", que pasaron a formar parte de acervo clásico del grupo. También la novedad de la inclusión de un cover: "Travelin' Band", acaso el momento más energético de los míticos Creedence Clearwater Revival.
 
Le harían honor al tema, y con esta formación se convertirían en una auténtica banda viajera que recorrería los lugares ya visitados, y sumarían destinos como el de un Monsters of Rock en Brasil junto a Ozzy, Megadeth, Alice Cooper y otros próceres. Sin embargo, en la Argentina las perspectivas se habían enfriado paulatinamente, sea porque la alineación no era la más ganchera, o porque ya había pasado la fiebre de los medios, o porque sencillamente así tenía que ser. La convocatoria mermaba, y aunque el nombre de la Rata todavía era tan grande como para generar una batahola inolvidable a las puertas de MuchMusic durante un acústico, los días de vino y rosas estaban contados.
 
El canto del cisne de aquella historia se dio ya con otro cantante. Gabriel Marian, un joven y desconocido vocalista surgió a partir de intensivas audiciones. "Rata Blanca VII" no tuvo el apoyo publicitario ni alcanzó el nivel de ventas esperado. Acaso tampoco es un disco que los seguidores de la banda recuerdan con especial cariño. Pero durante aquellos días, el grupo alcanzó a presentarlo en el Teatro Astros con el boato debido, y hasta compartió cartel con otros grandes de la escena local para el concierto a beneficio de las Madres de Plaza de Mayo que quedaría testimoniado en el recopilatorio denominado "¡Ni Un Paso Atrás!".
En abril del '98 se conoce finalmente la decisión. No más Rata Blanca. Cada uno por su lado, y a ver qué pasa. Rowek y Berdichevsky se mantienen unidos para fundar Nativo, con una propuesta totalmente distinta y relacionada con tendencias más modernas y agresivas. Walter Giardino se concentra en Temple, una nueva apuesta que levanta vuelo y concreta un disco estupendo en la mejor tradición de los días felices de la Rata. Retamozo se pierde de vista, mientras Marian y Guillermo Sánchez inician sendos proyectos que no llegan a dar frutos.



Noche sin sueños

Todo parecía terminado. No fue una separación amarga, o escandalosa. Eso no quita que haya sido triste. Walter dejó la puerta abierta al sugerir que tal vez se reunirían periódicamente una vez por año para algún recital, pero en realidad no ocurrió.





Hasta que en el otoño del 2000, una noticia conmovió a los viejos fans y trajo esperanzas insospechadas. Mientras Walter rearmaba su banda, Temple, anunció que las voces estarían a cargo de Adrián Barilari, quien todo ese tiempo había estado probando suerte -tres discos mediante- con Alianza (donde también militaba Hugo Bistolfi). Las expectativas para el show en Museum, del barrio de San Telmo, llegaron al tope. Se hizo presente la química entre las dos figuras más representativas de Rata Blanca, y muchos deliraron con los antiguos clásicos al tiempo que se entusiasmaban con un par de temas nuevos que Temple estaba adelantando y que -ya que soñar no cuesta nada- podrían figurar en un próximo álbum donde participaran ambos.
El retorno de Rata Blanca fue un proceso sigiloso, incluso "natural", como dicen ellos. Las piezas se fueron acomodando en su lugar. Primero sucedió que Guillermo Sánchez tomó el lugar del bajista saliente Daniel Leonetti; luego fue Hugo Bistolfi quien ocupó los teclados. Y en ese momento, en plena gira, ya no valía la pena mantener el nombre de Temple. La consigna volvió a ser Rata Blanca.
 
Todo eso -o casi- ocurrió más allá de las fronteras del país, en el transcurso del tour sudamericano. En Buenos Aires, nadie sabía nada. Las noticias de Bolivia, de Chile, de México, de Colombia, de Ecuador, llegaban rotas, dispersas, equívocas. Solamente cuando pisaron suelo argentino se supo de la firme intención del regreso. Y aún así, no fue una vuelta con bombos y platillos. Apenas un zafarrancho en el Teatro Coliseo, casi a las apuradas, porque Rata Blanca no quería dejar que se escapase el milenio sin declarar que estaba otra vez en pie. Sergio Berdichevsky y Gustavo Rowek no quisieron tomar parte del acontecimiento, concentrados en su nueva faceta, pero ahí a la mano estaba el magnífico batero de Temple, Fernando Scarcella, y Walter Giardino optó por prescindir de una guitarra rítmica y afrontar la nueva etapa como un quinteto.
 
 Desde entonces, volvieron los llenos totales, la atención de la radio y el cariño incondicional de los fans, con el añadido de un prestigio renovado que tiene el perfume sobrio de aquello que va a durar.
El sueño de la música no tiene porqué ser un sueño perdido. Quizás esa fue la lección más preciada de Rata Blanca, una banda que llegó adonde nadie pensaba que se podía llegar, y aún dejó espacio para soñar con universos que están más lejos y son más competitivos que nunca. Pero lo importante, lo que no hay que olvidar, es que esta historia, con su antes y su después, es una historia que sólo podía haber ocurrido en un lugar: Argentina. Donde todo empezó, y donde -por suerte- no todo tiene que terminar.
 
 

Rata Blanca descargó su metal en El Salvador

La banda argentina hizo un recorrido por sus más de 28 años de trayectoria y no defraudó al público
  
 Adrián Barilari, de 56 años, encendió los ánimos con su singular voz y su interacción con el público salvadoreño.

Al filo de las 11:40 p.m., el grupo argentino de rock, Rata Blanca subió al escenario, en el Pabellón del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (Cifco) y descargó su poderoso heavy metal.

"Solo para amarte" fue el primer tema que interpretó la banda, y la que los asistentes corearon. La espera de casi tres horas quedó en el olvido.

Luis Torres expresó sentirse contento de ver, por una vez más, a una de sus bandas favoritas. "Prometieron venir desde el último concierto, así que me siento contento que estén de regreso y poder cantar sus mejores éxitos", apuntó.

Y los éxitos apenas empezaban. "Ya no me dejes caer" y "Volviendo a casa" fueron los siguientes temas del setlist.

"Estar en El Salvador es como estar en casa", expresó Adrián Barilari, vocalista de Rata Blanca, quien fue recibido por un público efervescente y que, en efecto, demostró por qué la emblemática banda suramericana tiene una conexión especial con el país.

Durante más de una hora y media, Rata Blanca hizo un recorrido por su discografía, con más de 28 años.

"Endorfina", "El círculo de fuego", "Aún estás en mis sueños", "Guerrero del arco iris", se sumaron a un show que reconfirmó la calidad que caracteriza a Rata Blanca.

Con Walter Giardino en la guitarra, Guillermo Sánchez en el bajo y Fernando Scarcella en la batería, los solos también fueron ovacionados.

Giovanni Portillo tuvo la oportunidad de verlos por primera vez y reconoció que "fue un concierto nostálgico y de remembranza porque Rata Blanca es una de las bandas más importantes que influyó en la música de El Salvador en los 90. Fue una combinación de los discos más importantes. No me defraudaron".

Rata Blanca eclipsó la noche con sus temas emblemáticos: "Mujer Amante" y "La leyenda del hada y el mago", coreados con especial energía por los salvadoreños asistentes.

La velada metalera también dio espacio a las bandas teloneras nacionales San Devil y Artífice y a la agrupación guatemalteca: Nova Épica, quien tuvo de invitada especial a la vocalista Flor de Luna.

Fuente : elsalvador.com


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