Pasadas las 21, sin banda telonera de por medio y con un recinto repleto, las luces se apagaron y se empezaron a escuchar truenos que invadieron todo el lugar, para que luego Walter Giardino (guitarra); Fernando Scarcela (batería); Guillermo Sánchez (bajo) y Danilo Moschen (teclado) comenzaran a interpretar la canción que da nombre a su último trabajo, que tuvo unos minutos más tarde la estelar aparición de Adrián Barilari para darle arranque al espectáculo.
La primera parte del recital tuvo una gran presencia de la flamante placa, con canciones como “Los chicos quieren rock”; “Tan lejos de aquel sueño”; “Señor espectro”; “El jugador” o “Batalla persa”. Sin embargo, en medio hubo clásicos como “Solo para amarte”; “El círculo de fuego” o “Volviendo a casa”. Las pantallas también iban teniendo un rol protagónico, acompañando con imágenes que potenciaban aún más cada momento.
Giardino y Scarcela tuvieron sus respectivos momentos para brillar individualmente, donde exhibieron un soberbio e intacto nivel, ganándose la ovación total de los presentes. El resto de la banda volvió, luego de esa pequeña pausa, para seguir con hits como “El sueño de la gitana”, “Rock and Roll Hotel” o “Guitarra española”. Pero uno de los momentos más emotivos fue cuando sonó “Preludio obsesivo”, al cual se le fusionó la melodía de “Hallelujah” de Rufus Wainwright a cargo del guitarrista, quien se lo dedicó a su madre, que estaba entre los asistentes al evento.
Hasta ese entonces, el quinteto había hecho poco más de 20 éxitos en escena, pero aún quedaba mecha para la explosión final que se avecinaba. “El reino olvidado”; “Guerrero del arco iris”; “Abrazando el rock and roll” y “Mujer amante” transformaron al Luna en una verdadera marea de gente saltando y agitando sus puños al ritmo de las melodías, frenéticas de la banda.
Pero, como era de esperarse para concluir soberbio show, “La leyenda del hada y el mago”, quizás el tema ícono de Rata, fue el punto cúlmine de la velada, donde, a pesar de haber pasado tres horas desde el inicio, no se notó cansancio alguno sino que incluso derrocharon energía y calidad.
De esta manera, Rata Blanca se despidió de su pasional público, teniendo en el horizonte una gira por el interior, con un posterior paso por México y Chile, llevando toda su tormenta de hits para dejar esa sensación de sobrecarga de poder que hizo vibrar al Luna Park. ¡Hay Rata para rato!
Fuente : musicasincomprimir.com
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